MARTÍN PESCADOR
GUARDIÁN DEL CARTAMA
Seudónimo: El
Coletrapo
Era Luna llena, habían pasado dos días después de
la creciente de la Santa Cruz en el río Cartama, charco Las Palomas.
Momento para que los pescadores y los enamorados
buscaran refugio en brazos de la oscura
noche para saborear el néctar de una abundante pesca y el sensual placer de una
grata compañía. Algunos se aprestaban a preparar el letal veneno:" CLOROS
¨ para atrapar a los incautos peces que olfateaban en busca de alimento,
disfrutando también de las caricias del río tibio; mojando su
escamas; lentamente.
Se va mezclando el veneno en las claras aguas, los
peces no tenían tiempo de huir, un pequeño bocachico corrió asustado a la roca
más cercana, sus aletas se endurecieron; quedando inmóviles, la sangre no
circulaba y su respiración no alcanzaba a hacer burbujas, murió en el intento y a su alrededor sus amigos(as) habían vivido el
mismo drama.
Los seis pescadores no sonreían, se carcajeaban
saltando de alegría por la acción realizada y ya veían una suculenta comida en
sus hogares que esperaban con ansia la pesca de papá.
Más adelante una pareja de pescadores en el charco
la Vieja, también se disponía a tirar su atarraya (tipo de red grande para
pesca, que se lanza al boleo, en movimiento circular).
Silencio total; sólo se escuchaba el rumor del río,
el croar de las ranas, uno que otro búho asustaba con su aguda mirada y su presagiante canto,
las atarrayas hacían plas plas al caer al caer al agua.
Los pescadores halaron la atarraya y atraparon gran
cantidad de peces; grandes y, pequeños, los examinaron y ¡sorpresa habían y
peces gestando!
----Claro no podemos devolverlos al agua porque es
buena pesca y los pequeños representan una fritanga muy alentada. Comentaron
alegremente
Próximo al caudaloso Cauca, río donde termina su
vida de soltero el Cartama, otro par de hombres se ponían su traje de buzo
(careta y linterna en la cabeza, arpón en mano, aletas de pez y se zambulleron
silenciosamente haciendo señas del lugar donde había peces grandes: bocachicos,
jetudos, no importaban las pequeñas sabaletas, ni la edad, ni mucho menos su estado
de preñez, lo que importaba era obtener el preciado alimento.
Pero existían aún pescadores que sabían que los
peces se estaban extinguiendo por la pesca inapropiada y llevaban su buena vara
de pescar con suficientes anzuelos y carretes de nailon; para un largo recorrido,
bajaron de Támesis a la altura del río Conde con el objetivo de llegar a la
vereda Pescadero; donde abordarían el bus de las 9a.m, o se aventurarían a conseguir cualquier transporte que los llevara de
regreso al pueblo.
---- ¡Cueva de
gurres! ¡Eureka!, exclama Arnoldo el
cazador destructor, depredador de esta especie en la región.
----Con los de
hoy cuento 5 en 15 días. ¡Qué bien hermano! descanso en 15 días, Jala. ¡Uy hermano, que hermosura hasta preñada está!
----No la
mates , acordate que la profe nos enseñó y recalcó mucho sobre la caza indebida
de animales en embarazo, pues esas crías
cuando nazcan crecerán y no se acabara la comida , ni la especie, matando adultos sí.
----La profe
está loca, ¿si la dejamos ir entonces que vamos a comer?
---Ésta semana
le mandamos un pedazo de la parte más
sabrosa, ella que va saber que estaba preñada o es ¿qué vas a ir a decirle?
----Lo que si
le digo hermanito es que lo que la profe
dice es cierto, póngase a pensar lo que dicen los más antiguos de la vereda.
---- ¿Qué
dicen? ya vas a inventar vainas.
-----No son
vainas, vea que el gurre abundaba y no faltaba la carne en las casas, lo mismo
las arditas, el oso hormiguero, la guacamaya, las iguanas y habían unas
tortugas grandes que también se las comían, no sé si los huevos, pero los de las iguanas si,
por eso las cazaban, no tanto por la carne.
----Porque lo
que sí sé yo, es que en la costa se comen la carne y dizque es muy sabrosa, también por allá por el departamento del Chocó y demás que por
aquí también; porque casi no se ven.
----Usted como
que aprendió mucho en la escuela o es que anda en muchas cosas, yo también sé de animales que
abundaban antes; mientras matan la gurre. ----También abundaban los loros reales, carpinteros,
canarios, garzas, ese pajarito que llaman el mielerito, mucho azulejo,
cucaracheros, y pechi amarillos, y uno
que está muy escaso es el colibrí. Lo cierto es que ya ni se ven; aunque se ven
muchos loritos (periquitos) y loras en la mañana sobrevolar y parlotear en
bandadas sobre el valle del Cartama alegrando la mañana
Y ¿Que pasaría
con las golondrinas y guacharacas? Mmmm….hace tiempo no las veo.
De repente se
oyeron pasos fuertes que se acercaban y un leve ventarrón; se escuchó;
sorprendidos miraron a un hombre gigantesco, delgado, pero musculoso, con un
sombrero alón, pantalón oscuro y camisa ligeramente descuidada a rayas también naranja oscuro, en su mano
derecha tenía una inmensa atarraya y en su
izquierda una caña de pescar, ojos de penetrante mirada y cejas arqueadas; como
preguntando ¿qué hacen?
No les dio tiempo a nada; los atrapó
envolviéndolos en su atarraja como si fuesen livianos peces, los levantó y se
dirigió hacia el centro del rio, alegaba solo y los arrastró por el caudal.
Muy asustados
por el suceso se preguntaban entre sí ¿Quién sería ese hombre tan grande y raro?,
pero se quedaron con la incertidumbre, pues no había tiempo de nada y además él no los escuchaba porque; el rio también era
cómplice de este ser misterioso; nunca visto por ellos en esta región.
Pasaron por el
lado de varios pescadores que utilizaban sus varas de pescar; los que también
al verlos corrieron despavoridos a esconderse de este raro personaje. El los
miró y con su mano izquierda agitó el anzuelo y gritó:
-----Muy bien
sigan pescando amigos.
En el
siguiente charco, cerca de la desembocadura del San Antonio, sector el Medio,
habían muchos peces que podían pescar
con sus anzuelos.
----- ¿Será
cierto lo que dice el hombre gigante? Dijo
uno de los tantos. Hagámoslo no sea que seamos victimas como los que lleva en
la atarraya.
Se dirigieron al lugar y pescaron sartales hasta el amanecer.
----Hace
tiempo no pescamos así, estamos
volviendo al pasado en que nuestros abuelos hablaban de sartas de
pescado, hasta con las manos los cogían. Tomemos tinto mientras llegamos al
estadero, siempre falta buen trecho pero ya cumplimos la misión, hasta podemos
vender y queda para repartirnos en las familias.
----- ¿Que
será del hombre aquel?, es mejor que tiremos travesía, corremos el riesgo de
encontrarlo y no quiero desmayarme.
Mientras los
pescadores con su jugosa pesca buscaban la salida hacia sus hogares, Martin
Pescador se dirigió con su preciada carga hacia el Cauca, allí descargó su
atarraya con el botín.
Saltaron un
tanto aporreados y lastimados por las piedras del rio, ojos enrojecidos por el
agua, cabellos desgreñados y angustia reflejada en sus rostros por lo que ellos
pensaban podía pasar con ellos.
---- ¿Asustados?,
dijo Martin Pescador, veo miedo en sus rostros y con razón; sus conciencias
reclaman lo mal que han procedido, pescan con atarraya cazadora, veneno, arpón
y mil métodos más para obtener el alimento del rio, no respetan normas, arrasan
con todo, se olvidan de principios morales y de los valores ecológicos, se han
convertido en depredadores, olvidando el respeto por nuestro entorno,
especialmente por nuestro rio.
-----Se han
ido acabando peces como el jetudo,
bocachico, sabaleta y otras especies como el armadillo, la iguana, la
guacharaca etc.………..,
------Por esta
noche les perdono y los devuelvo al sitio donde los encontré, solo pido
clemencia por el rio, por las especies
que habitan en él y en todo el valle del Cartama, armonía entre todos los seres
humanos, equilibrio en nuestras acciones, mi tristeza hoy será alegría más
tarde cuando me dé cuenta que ustedes serán los mensajeros de la buena pesca y
la buena caza, propagadores de semillas ambientales, los que cuidan, los que
aman el planeta. Yo un día fui como ustedes
Y acabé con
todo, me arrepentí y hoy soy el mensajero,” El Guardián del rio Cartama”.
Los hombres
corrieron despavoridos y asustados; al ser devueltos por aquel misterioso
personaje al sitio inicial,
El susto había
sido inmenso y aunque muy vagamente conocían de la existencia de aquel
guardián; el haberlo conocido y saber de su fuerza bruta no fue muy agradable
para ellos; que no creían en tal historia,
Sin embargo,
luego de aquella noche pensaron, muy seriamente en el mensaje dado por el
guardián del Cartama
FIN
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